AQUELLO QUE HABÍA FANTASEADO


Parte 1: La introducción

Hace varios años me dieron la noticia de que soy papá. No se trató de la imagen que tienes en la cabeza, eso te lo puedo asegurar.

Cuando lo conocí, él ya tenia 2 años y empezaba el año en el cumpliría los 3. 

Aun estaba dormido, y quien sería su mamá me llamó para decirme que necesitaba hablar conmigo de algo muy importante y delicado. Yo sabía lo que me iba a decir, como si mi alma ya se encontrara integrada a la de él.


Parte 2: El contexto.

Años atrás, después de que habíamos dejado de salir, fui a su casa a disculparme por "todo lo malo" ()una practica tan masculina como patética). El vigilante del edificio me dijo que ella no se encontraba y que "había salido con el bebé". Pensé que tal vez se trataba de la sobrina que había nacido hacía aproximadamente un año. Sin embargo, no tenía sentido para mi ya que por lo fraccionada que era su relación con su hermano y cuñada, no creía posible que le confiaran la bebé. Entonces, "¿Qué bebé sería?" pensé. 

Instintivamente hice cuentas, y desde el momento en el que habíamos decidido no vernos más hasta ese momento en su portería, los números daban como resultado un bebé. 

Hablé con mis padres al respecto. Les conté lo mismo que les estoy contando ahora. Mi mamá y hermana no se mostraron muy convencidas con ello, pero mi papá si estuvo intrigado al igual que yo y decidimos que era "bueno averigüar". 

Por muchos meses estuve intentando contactar con ella. Le dejaba mensajes escritos en la portería de su casa, llamadas telefónicas, mensajes instantáneos... en todos ellos, mi solicitud era que me permitiera una audiencia para preguntarle y salir de las dudas. Después de todo, un hijo era aquello que había fantaseado por muchos años. 


Parte 3: El antes de.

Desde que era niño siempre fantaseé con un hijo. Un niño que se pareciera a mi fisicamente, que le gustaran las mismas cosas que yo. Un niño al que yo pudiera cuidar y criar para enseñarle todo aquello que yo aprendí solo y que me hubiera gustado aprender de papá. 

Mi papá no es biológicamente mi papá. Así que, a pesar de su valentía al criar un hijo que no era suyo, hubo muchas brechas entre nosotros que no nos permitieron conectar como yo soñaría conectar con mi hijo. 

Dado esto, muchas personas hacían comentarios que me creaban un agujero en el pecho cada vez más hondo el cual nunca llegaría a llenar y pronto tuve que aprender a ignorar. Todos aquellos que conocieron a mi papá biológico decían que yo era "la viva imagen de mi padre". De hecho, esta es una de las razones por las que a su otro hijo barón le causó tanto impacto el haberme conocido. Yo era mucho más parecido a su papá de lo que él era y quiere ser. 

Precisamente por no haberlo podido conocer en persona, me quedó la duda de qué tan exacto es el parecido del que todos hablan, y a su vez esto alimentaba la idea de un hijo que fuese idéntico a mí en absolutamente todo.  Estoy seguro que esto tiene que ver con el agujero aquel que mencioné. 

Cuando tenía 23 años tuve mi primer trabajo como profesor. Ahí conocí y me hice muy amigo de Ana, la profe de Español quien era madre soltera. Una mañana hablando al respecto, le dije que ese era el sueño perfecto: Un hijo que se pareciera a ella y que fuese para ella solita. Curioso que, nunca imaginé tal hijo dentro del núcleo de una familia, sino que la imagen se pintaba en mi mente como él y yo en todo el universo. 

Gracias a ella, consideré por primera vez las necesidades del niño en lugar de un simple deseo y preferencia personal. Ella me habló de la importancia de brindarles una familia, así que, tan simplista como siempre han sido mis decisiones, me dije a mí mismo que aquella mujer que me regalara el hijo que tanto había soñado sería con quien formaría una familia. 


Parte 4: La cita.

La llamada la había recibido en el mes de Diciembre, y yo me encontraba fuera de la ciudad. Así que me quedé con la intriga durante todo ese mes hasta llegar a casa. La audiencia que había solicitando con tanta premura hacía unos años finalmente iba a pasar. Incluso, después de llegar a casa, la cita no pasó inmediatamente. Yo estaba conviviendo con alguien más cuando eso pasó; ya habíamos perdido un bebé y estábamos en los planes de tener uno y crear una familia. Así que como entenderás, no era fácil simplemente soltar la bomba. 

Hice la llamada, y fijamos la fecha. Llegó el día de la confirmación y aun no le había dicho nada a la persona con la que convivía. Esto tenía que hacerlo solo. Aunque sientas que era algo que debía conversar con ella de inmediato, vamos a desacordar en esto porque en mi opinión esto era un asunto con muchos conflictos emocionales que yo debía entender y solucionar antes de hacerlo un "problema" conjunto. 

La cita se dio, sino estoy mal, el 18 de Febrero (aunque fallo en recordar con exactitud el año. Siempre tiendo a ubicarme mal temporalmente hablando) Nos vimos en Ciudad del Rio, en un restaurante famoso de la zona. Ella lloró (yo no creía en sus lágrimas) y no tuve más que evasibas cada vez que hacía una pregunta obvia. Preguntas que seguramente tú te estás haciendo. "¿Si había guardado silencio por tres años, por qué sacar el secreto a la luz?" "¿Por qué buscarme ahora?" Sus respuestas fueron que "yo no estaba listo para ser padre en ese momento" pero entonces, "¿Cómo puedes estar segura de que ahora si lo estoy?" "¿Qué te hace pensar que ahora si estoy listo para ser padre?" Ella respondió que en estaba pensando en el bienestar del niño y en brindarle la oportunidad de tener un padre, su padre. Sin embargo, su confesión vino también con contraindicaciones: "Si no quieres ser parte de la vida de él, tienes todo el derecho. En cuyo caso, no sabrás de él más adelante si cambias de opinión" me dijo.

Ese día, yo fui con las intenciones de conocerlo, y ella con las intenciones de verme. No tenía intenciones de dejarmelo ver, pero fui muy insistente con ello hasta que me dijo: "Sígueme, pero no le digas nada de esto aun".


Parte 5: El primer acercamiento.  

Esa tarde no la olvido. Tenía mil cosas en la mente, mientras viajaba con ella en su carro hasta su casa en donde estaba la niñera (Cruz) con el niño (Max). Todos esos recuerdos de infancia inmeditamente empezaron a hacer un "flashback" en mi mente. Mientras, en el camino, ella puso una canción que supuestamente, le hacía pensar en mi siempre que la escuchaba y era su favorita: "Maroon 5 - Maps" la canción tiene una frase que dice: "I´m following the map that leads to you" y me dijo que si la oportunidad se diera para que nos convirtieramos en una familia, ella la tomaría. Es parte me dejó muy desconcertado. 

Las cosas nunca quedaron definidas entre los dos, de hecho, todo terminó una noche que salí de su casa alrededor de las 3:30 am y nunca más intenté contactarla hasta aquella mañana en la portería de su unidad. 

Para mi era claro que la posibilidad de tener una familia con ella era más que remota. El concepto que tengo de ella como mujer, como persona y como profesional son muy negativos. Ella es una persona egoista, materialista, indecisa, deshonesta, incierta, sin ética... y la lista sigue. Me dejó desconcertado porque un hijo pone todo en perspectiva. 

Cuando entré, la niñera me miró y no fue necesario explicarle. Se puso las manos en su boca en señal de sorpresa y asombro. El estaba en una esquina jugando y la mamá le dijo que quería presentarle a alguien. "Un amigo de mamá". 

Teniendo los ojos puestos encima, me fue un momento doblemente incomodo. No lo podía creer! Lo que hice fue buscarme en él, aunque era demasiado saltante a la vista. Me contó sobre un drama entre dos de sus juguetes, y se despidió de mi diciédome "tio".

Camino a casa iba más confundido que al incio de ese día... tenía mucho más miedos, y hasta me era difícil dormir en las noches pensando en su imagen. Pensando en su oferta de no estar invlucrado en su vida y seguir la mía como la venía viviendo hasta antes de su llamada aquella mañana dicembrina. 


Parte 6: La decisión.

En los días siguientes pensaba en mi cuando era niño, y en lo que mucho que hubiera querido tener a mi papá para interactuar con él. Pensaba que todo aquello por lo que condené a aquel hombre, ahora se materializaba en mi y yo tenía la opción de hacer las cosas diferente o simplemente hacer lo que mi sangre ya había hecho en la carne de otro. Pensaba en lo que él sentiría al crecer y saber que su padre prefirió no tener nada que ver con él. Sentía en mi el agujero en su pecho, con la diferencia que la mamá no le hablaría de mi y nadie le diría "eres la viva imagen de tu padre". Yo sabía que si decidía no estar en su vida, el no lo notaría nunca, pero yo no lo olvidaría jamás. 

Hablaba constantemente con mis padres al respecto. Mi papá fue muy concreto desde el principio... "usted tiene que estar en la vida de ese niño" mi mamá era un poco más analítica pero adoraba la idea de tener un mini Kike de nieto y decía que tenía que pensarlo muy bien porque cualquier decisión iba a tener impactos de toda una vida. Mi hermana, por el contrario, y como siempre lo ha sido, se mostró muy radical en su decisión de tomar vendeta contra la madre a través del niño y no darle aquello que estaba buscando y que aun era desconocido para nosotros, y por eso decía que ella ya había tomado la decisión de no hacerme parte de la vida del niño y que no había nada más que decir. 

Yo creo que a este punto, podrás imaginarte el nivel de confusión y estrés que tenía. Busqué de mi familia constantemente, cada vez que arrivaba a una nueva conclusión. Por cierto, esa fue la última vez que hablé de algo personal con mi hermana. En una de las llamadas me dijo que yo debía aprender a mantener mis asuntos como mios y no andar molestando a otras personas (ellos, mi familia) con mis cargas. Desde ese día no volví a contarle nada que sea trascendental en mi vida. A veces me lo reclama, aunque ella ignora la razón. 

Tomé la decisión de quedarme en la vida del niño, aun sin estar seguro de ello. Entonces, era hora de contarle a mi pareja sobre eso que me había estado quitando el sueño. Ella no se lo tomó muy bien incialmente, pero con la ayuda de la mamá entendió que no había sido decisión mía el mantenerlo secreto. Aunque a decir verdad, ella no se enteró de todos los detalles. Solo le conté lo que creí que lla necesitaba saber, pero no le conté que ya lo había visto


Parte 7: ADN.

Yo trabajaba en el Colombo-Americano, en la sede Poblado. Relativamente cerca de donde él vivía y muy lejos de donde yo vivía. En ocasiones, tenía brechas de hasta 4 horas entre clase y clase, y debido a a distancia de mi casa, prefería empacar mi almuerzo, y pronto empecé a visitar el niño durante esas horas libres. Ibamos al parque, jugabamos football, basketball o simplemente hablabamos. 

Una tarde, fui a buscarlo en la guardería y fue la primera vez que me dijo "papá". Otro misterio más a la lista de misterios circundantes a este tema. De acuerdo a la mamá, ella nunca influenció en que el niño me llamase papá. Fue muy emotivo el momento y me regresé a trabajar muy pero muy feliz de lo que había pasado. 

Por sugerencia de la persona con la que convivía, se realizó una prueba de ADN. No tenía nada que ver con aceptar o no al niño, sino más bien con pasos iniciales para legitimizar mi vínculo con él y así mis derechos y por supuesto, mis deberes.  "99.9% Match"

Con la prueba ya hecha, podíamos empezar la presentación con la familia. Era el primer Domingo que pasaríamos juntos y el primer momento a solas con mi hijo fuera de su casa. Mis padres estaban muy emocionados y se hizo el evento del día. Mi hermana y mamá le habían comprado una guitarra porque semanas atrás, Cruz me había enviado un video en el que cantaba (balbuseaba) y rasgaba un palo de escoba como una guitarra. Era muy pequeño y sonreía como si fuese una reina de belleza (jajajaja) como una respuesta a los gestos de las personas. Su enorme corazón noble ha sido su insignia desde muy temprana edad. Mi mamá estaba en la entrada al edificio, y al verlo lo abrazó y lloró de nostalgia al ver el reflejo de su hijo en esa criatura. Por el tiempo que duró ese abrazo, la vida la llevo a viajar a través del tiempo para volver a ver a su pequeñito. El reloj se devolvió para ella y la nostalgia la invadía. jamás olvidaré ese día. Todo se sintió extraño... de repente era responsable por la vida y el bienestar de otra personita.

Los Domingos se hicieron habituales. Mi mamá era la invitada especial de estos encuentros, ella no quería perderselos... perderse el tiempo con su primer nieto. Antonia aun no había nacido. Fuimos al zoológico, centros comerciales, parques de diversión, parques campestres... y caminatas los tres. Tal como yo hice de mi madre mi mejor amiga, él quería y decía (aun dice) que yo era su mejor amigo.

Parte 8: El documento.

Era evidente que esa mujer quería algo, pero aun no sabíamos que era. Una vez me había permitido experimentar mi vida con el niño y permitirme cercer en un vínculo con él, me dijo que ya no podíamos tener más visitación hasta solucionar el tema de los gastos que yo debía empezar a suplir para Max. 

Esa parte siempre me asustó porque siempre había vivido al presupuesto, e incluir un nuevo gasto fijo alto no era tarea fácil. De hecho,  no veía cómo poder hacerlo y empecé a buscar un segundo trabajo durante mi tiempo libre y con ello suplir esta nueva necesidad. 

Hubo una escala de obstáculos que ella me arrojó para poder ser parte de la vida de mi hijo.

Primero, debía solucionar la parte legal del niño y darle mi apellido. Mientras lograba eso, no me permitía hablar con él fuera del teléfono o visitas directas a su apartamento.

Segundo, manutención. Ella tenia ciertas aspiraciones mensuales que superaban los 2 millones de pesos. Una cantidad ridícula en muchos sentidos, empezando por el hecho de que esa es la suma promedio que me gano al mes. Las exigencias que empezó a hacer incluían atención médica, entretenimiento, alimentación, escuela, y refrigerios. No sé como, pero empecé a contrinbuir en todos esos aspectos, y con ellos las visitas y salidas los Domingos volvieron a reactivarse. Habiamos acordado un fin de semana de por medio. 

Tercero. Un día me dijo que necesitaba dejar los acuerdos verbales a los que habíamos llegado en registro escrito. Un documento que un abogado, amigo de ella, había arreglado para nosotros. Max y yo estabamos emocionados por el fin de semana que venía porque teníamos planes. No recuerdo qué ibamos a hacer, pero recuerdo que era algo que hablamos por teléfono toda la semana y por lo que ambos estabamos emocionados. Entonces, Lina (la mamá de Max) y yo fuimos a un restaurante a darle un vistazo a este documento y socializarlo. Básicamente, el documento decía que yo me comprometía con los 2 millones mensuales, y que además, renunciaba a mis derechos como tutor legal del niño, cediendo tales derechos a la mamá de Lina en caso tal que algo llegase a pasar a ella o se encuentre fuera del país. También estipulaba ciertas horas después de las cuales yo no podía recoger al  niño. Es decir, si el niño iba a pasar el fin de semana conmigo, yo lo debía recoger el Viernes antes de las 6 pm o tendría que esperar hasta el Sábado a la 1 pm. Eso me robaba más de 12 horas de interacción con el niño. Evidentemente, le dije que yo no iba a firmar ese documento y que nada de lo que estaba en ello se haría realidad. Le dije además, que ella debía entender que el niño podría estar viviendo con ella, pero estabamos bajo un acuerdo implícito de custodia compartida, lo cual significa que al faltar ella, soy yo quien debe hacerse responsable y es conmigo con quien el niño debe quedarse. Su respuesta fue: "Si no lo firmas, no lo puedes ver más" y la mía fue "Pues entonces explícale tú por qué no va a ver más a su papá" y me fui del lugar.

Lo intentaba llamar pero nunca contestaba el telefono. No volví a ver o saber de Max por casi 8 meses. 


Parte 9: Notificado!

En esos 8 meses pasaron muchas cosas. Llegué a casa y le conté a mis padres lo que acababa de pasar y estaba envuelto en lágrimas de tristeza y de rabia por la impotencia. En ese momento no entendía los mecanismos para por lo menos dar la pelea. Y digo "por lo menos" porque el sistema judicial en este pais es de interpretación de cada juez, y recuerdo que dentro de las muchas veces que visité una comisaría de familia u oficina de Bienestar Familiar su respuesta siempre fue favoreciendo a la madre. Nada de lo que esta mujer les parecía lo suficiente como para intervenir sino que siempre sugerían que de igual forma yo debía continuar mis obligaciones como el padre de Max.

No obstante, durante esos ocho meses no deposité un centavo en su cuenta para el niño. Conocí una persona que entendía el drama en el que estaba envuelto y en cierto momento, aunque siempre pensé en él, la vida volvió a tomar la normalidad que tuvo antes de que él llegara. 

Yo había organizado un viaje a Bucaramanga a visitar algunos miembros de mi familia, y ese mismo día en la mañana, ocho meses después de completo silencio, recibí una citación formal de parte de ella a una procuraduría para concertar sobre el bienestar y futuro del niño. Igual, viajé y decidí dejar eso y preocuparme por ello hasta después del viaje. 

Se llevó a cabo la citación y llegamos a un acuerdo que nuevamente reactivaría la visitación los fines de semana entre Max y yo. La diferencia es que esta vez no estaba muy emocionado con la noticia. En esta ocasión me parecía más una carga. De hecho, cuando el juez me preguntó si yo quería restablecer las visitas pasó por mi mente el decirle que no, que mejor él siguiera su camino y yo el mío. Después de todo, ella había manifestado que se iban a mudar para Miami.

Ese fin de semana fui por él. Ni la persona con la que estaba, ni yo estuvimos cómodos con la presencia de Max ese fin de semana. (Por mucho que me duela hoy reconocer este hecho, no quiero mentir sobre esto o no lo estaría escribiendo) Ese fin de semana, él pareció el hijo de nadie. Contaba con la atención mia cadavez que yo iba a la cocina y no pasaba a más que una caricia sobre su cabeza. A veces el llegaba hasta la puerta de mi habitación y se quedaba mirándome como si quisiera ser parte de la pijamada que tenía, y yo lo vi, lo saludaba pero nunca lo invité a pasar. El día que ya tenía que regresar, ese día volvín a sentirme tranquilo. Yo me sentía mal conmigo mismo por lo bloqueado que yo estaba para con él. Yo sé y sabía que él no era culpable de nada, pero me era muy difìcil volver a encontrar el vínculo que una vez nos unió. Ese primer fin de semana, mientras lo alistaba para ir a su casa, me hizo una de las preguntas más duras que he tenido que responder en mi vida: "Papi, ¿me vas a extrañar?" y le respondí con una mentira envuelta en un tono incómodo diciéndole que "Sí, y te voy a pensar todos los días". Los fines de semana continuaron pasando, y yo no lograba superar la insensibilidad. El niño pasaba más tiempo con mi mamá y papá que conmigo y su única diversión dependía de la tía Laura que lo incluía en sus planes con Antonia. Nunca terminaré de pedirle perdón a Dios y a la vida por como actué esos días.


Parte 10: El amor nace y renace. 

Empecé a orar a Dios por una respuesta en mi corazón... le pedí que me diera lo que él necesitaba que yo le supliera, le pedí que me enseñara a ser papá de nuevo. 

Poco a poco, esas señales de ternura ante su nobleza y humildad empezaron a ir floreciendo. Pero su fue u proceso muy lento, demasiado lento... pero firme y de mucha más convicción y trascendencia. Hablé con la pareja que tenía y le expliqué que Max siempre estará en mi vida, y que amarme o pensar en amarme implicará amarlo a él también. Eso no fue posible para ella, y tomé la decisión de decirle adios a esa relación y poner el cultivar una relación con mi hijo como la prioridad que siempre debió ser. 

Poco tiempo después, conocí a Laura. Ella tiene una hija y era madre soltera. Yo pensé que, además de ser muy linda e interesante, sería muy positivo para mi objetivo de construir una relación solida con mi hijo. Y fue Laura la persona con la que decidí conformar una familia... una "blended family". 

Al día de hoy, Septiembre 12, 2020 ya tenemos un año de relación, y lo que ha florecido entre mi hijo y yo es mucho mejor de lo que tenía en mente cuando oraba.

Las visitas con ella involucraban tanto a mi hijo como a su hija, entonces fue fácil para todos el aprender a amarnos mutuamente, y el entender la importancia de esas dos personitas. El poder compartir tiempo con mi hijo en estos escenarios deportivos rompió la barrera fria y nuevamente mi corazón latía loco por él. 

En este año 2020, pasó la pandemia de Covid 19 y nuevamente tuvimos que distanciarnos por varios meses, aunque siempre hablabamos por teléfono, en video llamadas y durante las clases de inglés que le estaba dando. ¡Por fin! En este mes de Septiembre volvimos a vernos y vino a pasar 2 semanas con nosotros. Nuevamente, volvimos a ser los cuatro... la felicidad no me cabía en el pecho, y lo que experimento cada vez que lo veo actuar, cuando lo veo dormir, cuando me dice "papi", cuando lo veo estudiar, cuando lo veo reir, cuando me mira y su nobleza sigue siendo su insignia, cuando "baila como el papá", cuando se le aguan los ojos de llanto, cuando me dice que tiene hambre y que me apure con el almuerzo, cuando me dice que el agua no sale caliente, cuando jugamos, cuando montamos bicicleta, cuando jugamos football, cuando vemos una pelicula juntos, cuando pone su cabeza en mi pecho... El amor que experimento es DEMASIADO enternecedor, está más allá de la comprensión lingüística, y de la lógica. Aquellos que tienen hijos me entenderán. Entonces entiendo que Dios respondió mi oración, y que me perdonó por no haberlo hecho sentir y vivir así mi amor por él. Me hace feliz poder decir, con todo el poder de la palabra, que haría lo que fuese por verlo feliz y realizado. 

Hoy le agradezco a Dios porque aun dentro de mi ignorancia y ceguera, me guió a tomar las decisiones correctas.  







Comentarios

  1. Sin palabras, una historia muy bonita, tomaste la desicion correcta, Max merecía estar con su papa.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

You Are!

Por Fin te Conocí.

Bon Voyage!