¡He Vuelto!
I..A.M..B.A.C.K.
¡He vuelto!
Me perdí en el tiempo. Me perdí en el recuerdo de los que llegaron y de aquellos que quedaron. Me perdí en mi propio recuerdo. No me reconocí cuando me miré al espejo, no vi la vida que había detrás de mi, no vi las historias, ni las leyendas. Mis hermanos me hablaron pero yo solo escuchaba ruidos que me arrullaban y así me enraizaban en esta vida nueva, en este nuevo mundo; ellos me hablaban pero yo no les entendí.
Me perdí en el polvo de las estrellas, en lo titilante en medio de la noche, caminé en medio de los de mi pueblo, pero no los reconocí. Miré hacia la luna, pero yo solo escuchaba el sonido del silencio. La luna aullaba el lenguaje de aquellos que estuvieron aquí en el tiempo que ya no recuerdo. Ella aullaba esperando que en medio de las estrellas el sonido me guiara a casa.
Me confundí en colores, me perdí en olores... las palabras me confundieron. Me llevaron lejos de mi orilla, y en bote zarpé lejos de mi. Mis manos tocaron la tierra y yo solo vi contrastes, mis manos se levantaron al cielo y desaparecí en la oscuridad.
Pero la luna no desistió, las estrellas no brillarán para siempre, entonces, ¿Quién quedará? si los que están perdieron todo contacto con lo sagrado... abandonaron lo que se les había revelado por lo que se les enseñó, dejaron de amar y en cambio aprendieron a amar y prefirieron el camino que nos sacó de nuestro camino... Si dejan de brillar, ¿Quién quedará? porque el recuerdo duele, y en cada célula hay una huella que todos ustedes, incluso mis captores han dejado; no obstante, no veo a ninguno.
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El tiempo no borra el recuerdo. Tunkasila nos concedió el guardarlo en tus células, para que aun cuando te sientas perdido, éstas sean la brújula que lleve tu mirada de vuelta a las estrellas. La luna no canta, te susurra... y tu alma inquieta responde a lo que tu oído no percibe.
El viento ha soplado en todas las direcciones, más las huellas permanecen intactas; el sol ha calentado más, pero no logra secar las gotas que nos costó estas tierras. Nunca perecerán, nunca hemos de irnos de aquello que llamamos T.I.O.S.P.A.Y.E.
Wayah Adahy, Wichipe Hokshila, Woyawaste miye kola. Cree que al final de los tiempos, cuando esto no sea más, las tribus volverán a sus campamentos, tú volverás a los tuyos y encontrarás el agua que calmará la sed de tu alma. El Búfalo volverá sobre el valle, volveremos a ver el águila volar sobre nosotros y las huellas en tu piel volverán a todos aquellos que la marcaron con el amor con que fueron imprimidas sobre ti.
¡He vuelto!
Me perdí en el tiempo. Me perdí en el recuerdo de los que llegaron y de aquellos que quedaron. Me perdí en mi propio recuerdo. No me reconocí cuando me miré al espejo, no vi la vida que había detrás de mi, no vi las historias, ni las leyendas. Mis hermanos me hablaron pero yo solo escuchaba ruidos que me arrullaban y así me enraizaban en esta vida nueva, en este nuevo mundo; ellos me hablaban pero yo no les entendí.
Me perdí en el polvo de las estrellas, en lo titilante en medio de la noche, caminé en medio de los de mi pueblo, pero no los reconocí. Miré hacia la luna, pero yo solo escuchaba el sonido del silencio. La luna aullaba el lenguaje de aquellos que estuvieron aquí en el tiempo que ya no recuerdo. Ella aullaba esperando que en medio de las estrellas el sonido me guiara a casa.
Me confundí en colores, me perdí en olores... las palabras me confundieron. Me llevaron lejos de mi orilla, y en bote zarpé lejos de mi. Mis manos tocaron la tierra y yo solo vi contrastes, mis manos se levantaron al cielo y desaparecí en la oscuridad.
Pero la luna no desistió, las estrellas no brillarán para siempre, entonces, ¿Quién quedará? si los que están perdieron todo contacto con lo sagrado... abandonaron lo que se les había revelado por lo que se les enseñó, dejaron de amar y en cambio aprendieron a amar y prefirieron el camino que nos sacó de nuestro camino... Si dejan de brillar, ¿Quién quedará? porque el recuerdo duele, y en cada célula hay una huella que todos ustedes, incluso mis captores han dejado; no obstante, no veo a ninguno.
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El tiempo no borra el recuerdo. Tunkasila nos concedió el guardarlo en tus células, para que aun cuando te sientas perdido, éstas sean la brújula que lleve tu mirada de vuelta a las estrellas. La luna no canta, te susurra... y tu alma inquieta responde a lo que tu oído no percibe.
El viento ha soplado en todas las direcciones, más las huellas permanecen intactas; el sol ha calentado más, pero no logra secar las gotas que nos costó estas tierras. Nunca perecerán, nunca hemos de irnos de aquello que llamamos T.I.O.S.P.A.Y.E.
Wayah Adahy, Wichipe Hokshila, Woyawaste miye kola. Cree que al final de los tiempos, cuando esto no sea más, las tribus volverán a sus campamentos, tú volverás a los tuyos y encontrarás el agua que calmará la sed de tu alma. El Búfalo volverá sobre el valle, volveremos a ver el águila volar sobre nosotros y las huellas en tu piel volverán a todos aquellos que la marcaron con el amor con que fueron imprimidas sobre ti.
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